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25 años junto a la infancia en riesgo

Amigos guay en Campclar tope guay” Así comenzaba hace más de 30 años mi vinculación con la infancia en riesgo. De la mano de la Merced, que me daba a conocer aquello de lo que mis padres ya me habían hablado: “Regina, ¿por qué quieres ir a misiones? Aquí hay un cuarto mundo que también nos necesita”. Y fue así como inicié el voluntariado en un recreo, posteriormente casal y más adelante centro abierto, en uno de los barrios más desfavorecidos y con mayores dificultades de Tarragona, de donde yo soy.

Y fue durante estos años de voluntariado que un día una de las niñas que atendíamos fue enviada a un centro. Y de la infancia en riesgo pasaba a conocer el mundo de la infancia tutelada, el mundo de aquellos niños que además de todo lo que han vivido y sufrido les toca separarse de su familia. ¿Y voy a vivir el dilema desde el otro lado, que será más perjudicial para esta niña, el día a día que vive con su familia o, a pesar de ello, el estar separada de ella y vivir en un centro? Y ahí fue donde pensé que eso no lo podría cambiar pero que mientras hubiera niños a los que tocara pasar por situaciones como esta yo trataría de estar a su lado, y que trabajaría por ellos.

Pensaréis… ¿por qué os explico esto? Pues porque este, 3 de marzo de 2020, hace 25 años que inicié mi viaje a María Reina, 25 años junto a los niños que luchan cada día con un conflicto de lealtades: querer estar con sus padres y ver que lo que reciben de nosotros, a menudo, a pesar de les gustaría, no se lo pueden dar en su casa. 25 años de donación y de vocación, porque es un trabajo que es mucho más que eso, y donde sólo desde la vocación puedes estar, y estar siempre.

Y tenía muchas ganas de compartirlo con todos vosotros. De momentos difíciles y complicados he vivido muchos, como todo el mundo, ahora pero bajo un nuevo paraguas, que cobija un gran número de servicios y de personas, y donde encuentras apoyo y apoyo. Espero que el duro día a día que vivimos, tanto por la falta de reconocimiento profesional como las casuísticas cada vez más complejas, no me hagan perder la ilusión por seguir desarrollando esta tarea, y poder celebrar no los 50 (¡llegaré antes a la jubilación!) pero si unos cuantos años más con todos vosotros, y sobre todo con todos estos niños que tanto necesitan ser mirados.

No puedo acabar sin expresar mi agradecimiento a los muchos y muchos niños que he atendido durante estos años, por todo lo que me han dado, y a todos los compañeros y compañeras con quienes he compartido parte de este viaje.

Regina Pastrana
Directora CRAE Maria Reina
Fundació Resilis