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El papel de las familias colaboradoras

La compañera Silvia Sidera, educadora social en Fundación Infancia y Familia, escribe en el Punto hoy en el marco de la semana de la acogida familiar

Se habla poco, o se desconocen bastante todavía, las familias colaboradoras cuando hablamos de acogida familiar. Después de trabajar un puñado de años en un CRAE, he podido ver y vivir que hay niños y jóvenes que necesitan complementar su proceso educativo con un modelo de relación afectiva diferente al que les ofrece el CRAE debido a la inopia infraestructura del centro, y que no tienen ninguna oportunidad de convivir en ambientes familiares porque provienen de situaciones sociales con muchas carencias y, en la mayoría de casos, no tienen unos referentes adultos, salvo los educadores, maestros o monitores. Y este modelo complementario puede ser el de una familia colaboradora.

Esto es posible gracias al Programa de Familias Colaboradoras, dirigido a niños a partir de 9 años, que ofrece su integración en familias durante periodos de fines de semana y vacaciones. Estas familias comparten su tiempo libre y un entorno familiar, ayudándolos en su proceso de formación integral, compartiendo experiencias, y siendo un apoyo emocional y afectivo. Con todos estos años como educadora de CRAE, y ahora como técnica de acogimientos familiares, puedo dar fe de que este es un proyecto bonito y necesario, y que hay muchos niños y jóvenes a los que las familias colaboradoras también les pueden cambiar la vida.