El presente año será crucial para los derechos humanos y lo será, principalmente, por tres logros. Comienza la década de cumplimiento y cierre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (en especial revisión, el quinto objetivo que habla de poner fin a la discriminación hacia las mujeres), se desarrollará el Foro Mundial Itinerante por la Generación de Igualdad (convocado por la ONU) y se conmemorarán los veinticinco años de la promulgación de la Plataforma de Beijing (con la resultante declaración para promover los derechos de las mujeres).
Grandes expectativas para un logro tan lento (para llegar a la plena paridad de acuerdo con Global Gender Gap Report necesitaríamos 99,5 años). Según el último informe realizado por el Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE), el Índice de Igualdad muestra que desde 2017 la UE solo ha subido un punto, hasta 67,4, lo que significa un ritmo de crecimiento insuficiente y con muchos ámbitos por mejorar. Este índice muestra una referencia para la igualdad de género en la Unión Europea, y sitúa en casi la mitad de los países por debajo de 60 puntos, una cifra muy baja para los grandes retos que tenemos que afrontar.
Ha habido avances significativos, pero ningún país del mundo ha conseguido la plena igualdad de género. Es más, en algunos ámbitos podemos comprobar un importante retroceso en aspectos que ya habíamos alcanzado.. La brecha de género en la participación en el mercado laboral se ha estancado. El trabajo doméstico y de cuidados no remunerado recae principalmente en las mujeres, independientemente de donde se encuentren, y usualmente a costa de su crecimiento profesional. Y, si bien la pobreza a nivel mundial ha disminuido, sigue estando muy feminizada (las mujeres de entre 25 y 34 años tienen el 25 por ciento más de posibilidades de vivir en situación de pobreza extrema que los hombres). Y aún hoy, aunque tres cuartas partes de los países de todo el mundo actualmente tienen leyes contra la violencia doméstica 137 mujeres mueren asesinadas cada día por un miembro de su propia familia en el mundo.
El recorrido a hacer todavía es largo, pero detenerse no es una opción. Ya no es una cuestión de colectivos específicos, de justificaciones culturales o de movimientos excluyentes. Estamos hablando de Justicia Social.
Desde nuestra visión y misión, trabajo y dedicación, debemos seguir colaborando conjuntamente para fortalecer la cohesión social y potenciar la cooperación entre profesionales para conseguir que nuestro esfuerzo cumpla con la vocación de animar a vencer retos y desafíos de la actualidad y resaltar el papel de la mujer en los diferentes sectores de la sociedad a través de representantes de la cultura, el deporte, la política, la sanidad, el periodismo y el tercer sector entre otros ámbitos. Favorecer la paridad de género es crucial para constituir sociedades más fuertes y resilientes en todo el mundo.
Este 2020 nos encontramos ante una oportunidad generacional y en esta carrera hacia la equidad debemos seguir avanzando para promover los derechos y libertades fundamentales, especialmente en un contexto de transformación social en el que necesitamos la aportación de todas las voces para seguir construyendo el pilar democrático fundamental que supone la igualdad entre las personas.
Como decía la poeta inglesa Emily Dickinson, “ignoramos nuestra verdadera altura hasta que consigamos ponernos de pie“.
Ismael Ot Padilla
Psicólogo, emprendedor social y técnico de orientación e inserción en la Fundación Gentis
Miembro de la Comisión de Igualdad de Plataforma Educativa
